Lo dicho, me queda mucho por aprender, pero ahí estoy, intentando
hacer las cosas mejor.
Hoy no pretendo ponerme triste y seria… ni mucho menos. Hoy estoy contenta e incluso satisfecha. De unos años a este parte no lo he hecho del todo bien con el pollo. Cuando no era por falta de tiempo porque trabajaba y llegaba cansada, era simplemente porque no me apetecía. Otras era simplemente porque cuando me quedé sin trabajo, mi mundo se vino abajo y el estrés y la ansiedad no me dejaban.
Estoy hablando de disfrutar con el niño, de compartir
momentos… y no me refiero a compartir con él el mismo espacio. Muchos días eso
sí que lo hacíamos… al ordenador y niño
jugando a su lado. Me refiero a compartir horas de juegos, películas,
desayunos, charlas infinitas en el coche, en definitiva… compartir la vida.
Lo dicho. Los últimos años no lo he hecho bien. Simplemente me
limitaba a dejarlo ahí, jugando o haciendo cualquier cosa en lo que yo me
enfrascaba en alguna tarea chorra y me perdía lo mejor de él.
Pero hubo un punto de inflexión. Quizá el hecho de cambiar
de casa, de no llevar del todo bien ese cambio, de su comunión, el ver que se
me hace mayor en cada pestañeo hizo que un día le plantease jugar con él a la
consola nueva.
Los que me conocen saben que me gusta. Que me puedo pasar
horas. Pero era algo que tenía abandonado. Y ese día el peque dijo sí y su
mirada expresaba la felicidad en tamaño mayúsculo.
¡Que sí! Que yo ya juego con él a juegos de mesa. Pero casi
que siempre me hace el favor él a mí. Que a este niño le gustan, pero no le apasionan.
Le apasionan los videojuegos al igual que dibujar cómics. Y el hecho de que yo le
pidiese jugar con él me ofreció una nueva oportunidad de recuperar todo lo
perdido.
Jugamos juntos. Tengo un niño de 10 que juega con su madre
de 41 a la PS4. Y sé que probablemente sea la única madre de todo su colegio
que lo haga. Porque a día de hoy pocas lo hacen. Oyen la palabra consola y te
ponen cara de “¿por qué permites que tu hijo pierda así el tiempo?”. Y en
cambio a mí me gusta.
Ahora no hay día que el pollo no venga a preguntarme si
puede jugar y acto seguido me pregunte si juego con él. Y es verdad que hay
días que hay menos ganas, pero el niño me está abriendo la puerta a compartir
lo que le gusta. Y yo voy a aprovecharlo.
Así que después de toda esta parrafada os voy a dejar. Me
voy a encender la PS4, que como bien ya saben algunos de mis amigos de la blogosfera,
cuando mi hijo duerme suelo jugar yo sola para ir cogiendo soltura en sus juegos.
Que en eso sí se nota que él tiene 10 años y yo 41.
Que grande! Ahora conéctate a él y no te separes... y disfruta, cada segundo, no te dejes ni uno... el futuro ya llegará, mientras tanto que te pille jugando ¡Arriba!
ResponderEliminarUna madre que juega contigo a la PS4 es algo digno de orgullo :D Creo que podeis echar la mirada atrás, ser crítica sin fustigarse y comprometerse a cambiar lo que no gusta es de ser una pedazo de buena persona (y de paso, madre).
ResponderEliminarQue suerte tiene el pollo :)
Es cierto que somos pocas pero animo... no estás sola! Mi peque aún es pequeño pero tanto su padre como yo somos de consolas y videojuegos en general, así que de vez en cuando le dedicamos un ratillo y le hacemos participe. Le encanta y son unos momentos de risas y complicidad que no cambio por nada del mundo.
ResponderEliminarAquí el de 9 juega con su padre de 41... Yo no soporto las maquinitas, ejejejejejejeej.
ResponderEliminarPues si con lo que se conecta es con la PS4 olé ahí. Yo soy muy negada para los videojuegos y tampoco me llaman mucho pero espero tener también algo que compartir con mis niños cuando tengan 10 ;-)
ResponderEliminarEs genial compartir eso con ellos, aquí también somos gamers, yo más que el padre, y mira que él se dedica a esto, y jugar con la peque me parecen momentos de complicidad maravillosos :D
ResponderEliminarEsa sensación yo creo que la tenemos muchas, pero es que muchas veces hacemos lo que podemos. Criar y trabajar es una carrera de fondo en este país que no tenemos una conciliación real. Siempre tienes la sensación de que le podías dar más de tu tiempo y es un sentimiento que pesa. Pero bueno, tampoco seas muy dura contigo, que somos madres pero también personas. Ahora que puedes disfruta a tope.Un abrazo
ResponderEliminarTienes razón a veces por unas u otras circunstancias nos perdemos esos momentos con nuestros hijos. Supongo que a todos nos pasa por una cosa u otra pero has hecho muy bien reenganchandote a la consola seguro que pasaréis muy buenos ratos juntos con ella y con consola o sin ella eso es lo que cuenta. Bss
ResponderEliminarNo todos hacemos todo perfecto, así que no te fustigues porque el pasado pasado está y lo bueno es que ya no lo haces, es más haces todo lo contrario y seguro que para tu hijo eres la Madre más molona que juega a la consola con él. Me parece muy bien compartir intereses o aficiones con los niños y si os lo pasáis bien los 2... pues genial!!!
ResponderEliminarmomentos que estamos de bajoncillo lo tenemos todas!! yo a veces me estreso porque no juego tanto con él, pero luego compenso jugando un poco o corriendo a lo loco por la calle riendo (sí, quien me vea debe pensar que estoy fatal del tarro XD)
ResponderEliminares GENIAAAAAL guapa, que puedas compartir estos momentos con él!! ^___^
Lo importante es llegar a ese punto de inflexión para no perdernos NADA desde ese momento. Y es maravilloso que juegues con él a la consola. Ojalá yo lo haga algún día con Sofía!
ResponderEliminarNosotros tenemos tres consolas. Y tengo muchas ganas de poder jugar con ella. Aunque ya hace sus pinitos al mario kart!! Jijiji
ResponderEliminarY yo esperando el día en el que los míos muestren interés por la consola!! La pobre la tengo ahí, acumulando polvo y telarañas...
ResponderEliminarEstoy con JM, esperando el día de jugar con mis hijos, de 4 y 2 años ahora. Quiero compartir cosas con ellos, tanto consolas (me encantan) como actividades más "analógicas".
ResponderEliminarEnhorabuena por esa sabia decisión de compartir ratos jugando con él :D