En casa estos últimos años era raro que a la hora de comer no termináramos los dos en la mesa viendo por enésima vez el capítulo de Bob Esponja o de alguna otra serie similar.
Hasta que al ir creciendo el pollo empezó a pedir a todas horas ver algún vídeo de YouTube en su tablet. Pero como no soy de dejarle solo sin ningún tipo de supervisión, le propuse que a la hora de comer veríamos vídeos de YouTube (siempre filtrados por mí).