lunes, 14 de enero de 2019

Me cargué la magia de la Navidad



Figuras de los tres Reyes Magos de espaldas

Esto que escribo debía haberlo hecho antes, pero algo dentro de mí se rompió aquel día y dudé mucho en hacerlo… y ahora con más calma quiero contarlo.

Yo le arrebaté la inocencia y la magia a mi propio hijo


Os pongo en antecedentes. Sexto de primaria, es de los mayores de su clase. Pero inocente a más no poder.


Pero los años iban pasando y entre los niños iban sonando tambores que anunciaban algo que sus mentes no querían escuchar. Realidades que no gustan a un niño. Que no me gustaron a mí cuando supe de ello.

Pues eso, hablamos de la magia de los Reyes Magos, Papá Noel, el Ratón Pérez

Yo me enteré, sí…me enteré por unas niñas de mi clase. Me lo soltaron así a bocajarro hace ya muchos años. Y me dolió. No lo he olvidado. Y no he olvidado mi reacción al llegar a casa. Llorar en el baño encerrada y mi madre al otro lado intentando consolarme.
Y esa misma escena siendo yo la madre, la viví el pasado 8 de noviembre. Pero todavía fue peor. Fui yo quien se lo contó.

Os explico, llevábamos al menos ya 3 años anteriores escuchando a través de los niños que algunos compañeros iban diciendo que si los Reyes…que si Papá Noel… y esos mismos 3 años hemos pasado las fiestas temiendo que unos días antes se lo dijeran y toda su ilusión se fuera al traste. Lo que no creíamos era que la inocencia de mi hijo fuera mucho más fuerte que esas afirmaciones. Año tras año, entre que poco se entera y poco quiere enterarse, capeábamos la situación y mi hijo disfrutaba de unas navidades mágicas.


Pero este año ya no recuerdo que lo desencadenó, pero estimé oportuno hablar entre su padre y yo con él para contarle la verdad. Ambos creíamos que la clase entera ya era consciente de todo y temíamos que alguien se lo soltase como en su momento me lo soltaron a mí.
Así que aquel día, tras comer con él, hablé con él. Y no os hacéis una idea de lo que me arrepiento de aquello.

Me expreso un millón de veces mejor por escrito que de viva voz. Y para aquello no había preparado nada, simplemente abrí mi corazón e intenté templar el jarro de agua fría que le estaba echando en ese momento.
Esa tarde todo fueron llantos, enfados y tristeza absoluta. Me cargué la inocencia de mi hijo. La magia que todos los niños deberían vivir y disfrutar. Todo por un “por si acaso”.

No supe responderle a por qué le habíamos mentido y por qué era ahora que le contaba la verdad. No entendía que alguien pudiese hacerle daño a propósito y mucho menos su propia madre.

Esa tarde rompí su inocencia. Me sentí muy mal conmigo misma. Muy culpable. Y lo triste de todo esto es que mucha gente a la que le conté lo sucedido se limitaba a decir “ya se le pasará”….así como quien tiene fiebre.

Le arrebaté la creencia de que existe la magia, que los sueños se cumplen. Sentí que de golpe le había quitado esa inocencia maravillosa que tienen todos los niños al llegar a este mundo. Y eso duele muchísimo.

Intentando mitigar el dolor causado


Me he pasado todas estas fiestas intentando compensar esa malísima decisión. Le he hecho partícipe de la elección de regalos del resto de la familia, hemos hecho actividades navideñas, manualidades, decoraciones del árbol, guirnaldas, ver decoraciones de otros lugares. En fin, he intentado que el dolor de la verdad no le empañara estas fiestas y creo que no lo ha llevado ni tan mal.

Pero es verdad que cada noche desde ese día me despido con un beso más grande que los que ya le daba y con el sentimiento de culpabilidad rondando a mi alrededor.

¿Lo volvería a enfocar del mismo modo?


Si me preguntan si pudiera echar marcha atrás, lo haría y hubiese mantenido esa bocaza mía cerrada. Igual nadie le hubiese dicho nada, igual se habría dado cuenta solo, igual no le hubiese visto llorar como aquel día. Igual…

Soy consciente que opiniones en este tema hay tantas como diversidad de familias existen en este mundo. Y de todo lo que he leído hasta ahora sobre el tema y de cómo tratarlo me quedo con lo que piensa mi queridísima Itzel y mi estimado amigo JM. Aunque quiero hacer mención también a un post que me hizo pensar muchísimo sobre la decisión que tomamos en su momento nuestra familia respecto al tema Navidades y mentiras, de mi apreciadísima Juls y sus siempre sensatos puntos de vista, aunque en mi caso no coincidiéramos en ello.

Y vosotros, ¿qué opináis sobre ello? ¿Habríais hecho lo mismo que yo? ¿Qué habríais hecho?


4 comentarios:

  1. No tengo ni idea de lo que yo haría, querida mía... Imagino que no me entrarían las prisas y dejaría que fueran los peques quienes nos confirmaran (o al menos preguntaran) que los Reyes no existen... Hace pocos días, de hecho, leí algo al respecto que me moló mucho, para seguir manteniendo "la magia": una madre que tenía preparada una "carta" de los Reyes (entregada a sus padres supuestamente el mismo día del nacimiento del bebé) para ´darsela el día en que él o ella preguntasen a sus padres si eran reales o no, y la carta venía a decir, que mira, que los reyes somos de verdad, pero que somos ya viejos de narices y no estamos como para viajar así a cholón, y que por eso, cuentan con una pequeña "ayuda" de los padres, que curran un poco para ellos haciéndoles el favor de distribuir regalos por las casas de los barrios que les pillan más a desmano o de la gente que no les necesita tanto a ellos en persona. Y me pareció una propuesta genial, oye... ;) De todas maneras, te diré que mi hija, con 5 añitos, ya tiene más que fichados a todos los pseudoreyezuelos y papanoeles disfrazaos de centro comercial. Sabe que toda esa panda es peña disfrazada. Así que no sé cuánto me va a durar a mí la peli...

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  2. Lo siento, bonita. Es duro, pero, como te dije, acabará dando las gracias y entendiendo, como entendemos todos, que lo que has hecho, ha sido por amor. Por ver su carita de ilusión. No tengas miedo en volver a sacar el tema con él. Dile lo que sientes. Explícale por qué lo has hecho si quieres. Pero hasta gente como yo, que lo hemos hecho distinto con nuestros hijos, apreciamos el amor que hay en ese intento de alargar la "magia". Y se lo has contado, también, por amor, y por evitarle más dolor. Y por ser tú quien lo hiciera. Eres una buena madre.
    Un abrazo.

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  3. Ostras... No te preocupes, creo que hablando de nuevo con él y explicándole que en realidad no es una mentira, sino un juego en el que todos participamos para que los niños puedan vivir la Navidad de una manera muy especial y alucinante. Dile que ahora él está jugando también y que tiene que hacer todo lo posible para que los más pequeños no se enteren y puedan disfrutar a tope de la magia. Eso le dije yo a mi mayor y parece que le ha molado eso de seguir participando en la ilusión. Encima desde el otro lago, ¡con los adultos! Ánimo!!

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  4. Lo cierto es que no me he encontrado en esa situación, a mis hijos les duró bastante la magia y se enteraron antes por su alrededor. Pero a mi me parece que no debes sentirte culpable, al fin y al cabo es algo que tarde o temprano tenía que suceder. A mi me lo dijo también otra niña con 5 años y reconozco que como tu lo tengo grabadísimo, pero al mismo tiempo nunca he dejado de querer creer en que existe la magia, aunque sea de otro tipo...Y creo que eso si se lo puedes transmitir a tu hijo que la magia está en las pequeñas cosas de la vida.

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